Estoy cansado de estar cansado

 

   Estoy cansado de estar cansado.

   Y no es una exageración o el uso premeditado de una figura literaria. Siento que las ganas de se evaporan, que sería muy feliz si pudiese evadir la realidad y sus responsabilidades, no volviendo a la niñez imaginariamente dorada que todos guardamos o recreamos en nuestras memorias. No, el asunto es otro, y tiene más que ver con la vida cotidiana y su rueda, que al volver a la pseudo-normalidad o la rutina previa a la pandemia pareció recobrar su paso con tal celeridad, que se siente como si todo ese tiempo suspendido o ralentizado intentase recuperarse a un ritmo que nuestras mentes y nuestros músculos olvidaron.

   He llegado a mirarme a mí mismo sintiéndome un extraño, invadido por mis otras facetas a un punto que lo que soy por mí mismo se ha perdido.

   Sé que no soy el único que se siente así, y más si pienso en que mi profesión requiere una energía y agilidad que siempre ha sido sobrehumana, que ahora se exige al triple de su capacidad… a veces pienso que el problema es mío, que yo soy una especie de fraude, un mentiroso que juega a desempeñar una labor que no puede cubrir ni llenar, y sí, últimamente me he visto anegado de lágrimas, de rabia, explotando ante estímulos pequeños pero que en suma me van ahogando.

   Si tengo que ser totalmente sincero, varias mañanas he pensado en qué tan grave sería si no me levanto, si doy media vuelta y sigo durmiendo, si mando todo a la mierda y me dedico a procrastinar en cosas que, si quiero hacer, pasatiempos que tengo olvidados a causa de la falta de tiempo y de energía, mas, mi sentido de la responsabilidad y las expectativas del mundo sobre mí me levantan, me duchan, me visten y alimentan para entrar en una nueva semana de la cual, no sé cómo logro salir vivo…

   E insisto, no exagero; Aquellos que me conocen, saben que no tiendo a exagerar ni maquillar mis situaciones. Muy por el contrario, tiendo a minimizar (lo cual tampoco es bueno), suelo verme como un niño llorón que se da muchos aspavientos ante situaciones que el común de los mortales verá de forma ridícula, lo que me lleva a despreciarme por quejarme y no seguir adelante con una cara sonriente, como lo hago casi siempre.

   Pero estos últimos días me ha resultado imposible.

   Simplemente estoy cansado, abrumado y asustado porque siento que jamás aprendí a vivir realmente, llegando a identificarme muy de cerca con Carlitos y Tommy de Rugrats; cabezas de bebé en cuerpos adultos que se ven de cara frente al mundo y su maquinaria sin las herramientas para sobrellevar la vida, una vida que agota y que a ratos pierde su sentido.

   Y entiendo (de verdad lo hago), que el trabajo solo es trabajo, y que las cosas pueden salir mal y que se puede volver a comenzar, pero no soy solo yo contra el mundo, tengo mis responsabilidades, mis facturas y mis metas… y ya no sé cómo cuadrarlo todo.

   Siento que este ha sido por lejos el texto más personal que he subido aquí, pero sé (o quiero creer) que no soy el único, que todo esto en algún momento pasará, que el ritmo bajá y podré llorar y reír tranquilo.

Comentarios

  1. Me encantó 💕 lindo texto y sin duda representa lo que muchos sentimos o hemos sentido.

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